Con 28 metros de altura, el Cristo Bendicente del tucumano Juan Carlos Iramain, que se encuentra en el cerro San Javier, es la cuarta estatua de un Cristo más alto del mundo. En primer lugar se encuentra el Cristo de la Concordia, en Cochabamba, Bolivia (38,20 m); le sigue el Cristo Redentor, de Río de Janeiro (38 m), y el tercero es el Cristo del Otero, en España (30 m). En todos los casos, no se suma la altura del pedestal. Así lo indica un panel informativo colocado al pie de la estatua, y que forma parte de las obras de revalorización de la zona, una de las excursiones obligadas para los turistas que llegan a Tucumán.
El Cristo Bendicente fue encargado por el Gobierno de Tucumán en 1938 y fue emplazado en el cerro San Javier en 1942.Al pie de la estatua se encuentra ubicada la tumba de su creador, quien había expresado su voluntad de ser enterrado junto a su obra. Murió en 1973. Ese sector también fue jerarquizado, con rejas que demarcan la lápida y con un panel con la imagen de Iramain y datos sobre la vida y la obra del artista.
El objetivo que se planteó Iramain al momento de hacer el Cristo fue convocar a los hombres del mundo a rezar por la reconciliación y el pronto fin de la Segunda Guerra Mundial, que en aquel momento se libraba en Europa y mantenía en vilo al resto del mundo.
En la base de la estructura está grabada la frase: “Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad”.
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